Frédéric Bastiat -- Una bibliografía anotada

Por Sheldon Richman *

Traducción de Alex Montero.

Vida de Bastiat

Frédéric Bastiat (1801-1850) merece un lugar venerable en los anales de la economía política. Miembro de la escuela de economistas liberal francesa, o laissez faire, que incluía al gran J. B. Say, Bastiat orientó su lógica, claridad y agudeza exuberante a la causa de entender la sociedad, prosperidad y libertad. En una serie de ensayos y panfletos breves y en un tratado sobre la economía política, Bastiat enseñó, contra Rousseau, que hay un orden armonioso natural en el mundo social, un orden que emana del libre intercambio entre seres humanos conducidos a satisfacer sus ilimitados deseos con recursos limitados. El resultado es un progreso seguro al bienestar material de todos. La interferencia con esa libertad y con sus corolarios, propiedad y competencia, escribió, deja a la gente más pobre y más oprimida. Esto es así porque la intervención impide a los individuos la acción creadora en que de otro modo se podrían haber comprometido. El fruto de la creatividad así olvidado es "lo que no se ve" en ningún acto de intervención.

Claude Frédéric Bastiat nació en el suroeste francés ciudad portuaria de Bayona. Huérfano a los 9 años, alcanzó la mayoría de edad durante las guerras napoleónicas, con su extensa intervención gubernamental en los asuntos económicos. Siendo joven, escogió el estudio de la economía sobre los negocios y la agricultura. El multilingüe Bastiat devoró los trabajos de los economistas políticos de todas partes de Europa y las impresiones más profundas le fueron causadas por Say, Adam Smith, Destutt de Tracy y Charles Comte. En 1844 empezó su breve carrera de escritor, estimulado por los esfuerzos de libre comercio de Richard Cobden (quien vendría a ser su más cercano amigo) y la liga Anti-Trigo en Inglaterra. Bastiat atrajo primero la atención con "La influencia de las tarifas inglesa y francesa en el futuros de los dos pueblos", publicado en el Journal des Économistes. Así empezó su breve torrente de ensayos y panfletos en que explora ágilmente las falacias económicas de sus días. Dos series de estos ensayos fueron compilados bajo el título Sofismas Económicos (1845) [1], un éxito en ventas que recibió muchas ediciones y fue traducido a varias lenguas. En 1850, como su vida se fuera acercando a su fin, Bastiat publicó La Ley [2], su elocuente incursión en filosofía legal y política, y Armonías Económicas [3], su tratado sobre economía política. Otras obras, incluyendo Cobden y la Liga (1845) [4] y Capital y Renta (publicado póstumamente en 1873) [5], no han sido traducidas [al inglés].

Bastiat fue tanto activista como escritor. En 1846 organizó la Asociación de Comercio Francesa en Burdeos, antes de trasladarse a París donde organizó la lucha por el libre comercio en escala nacional. Sirvió como secretario general y editor del semanario Le Libre Échange (Libre Comercio).

En el año revolucionario de 1848, el pueblo francés, disgustado con la corrupción monárquica que favorecía intereses especiales, depuso al rey del poder. En el tumulto que siguió, los esquemas socialistas y otras esquemas utópicos ganaron adherentes. Para combatir estas ideas, Bastiat, enfermo de tuberculosis, ganó una silla en la Asamblea Nacional de Landes. Su anterior contacto amistoso con el poeta Lamartine había hecho que el futuro líder de la Segunda República tuviera algo de libre comerciante. Pero cuando Lamartine endosó programas intervencionistas, Bastiat se le opuso públicamente. En la asamblea, Bastiat luchó contra socialistas y comunistas, por una parte, y contra los monárquicos, proteccionistas y militaristas, por el otro. Mientras su salud fallaba, intentaba valientemente rechazar el bombardeo de ataques a las libertades civiles y económicas. Como Francia se encaminara hacia otra revolución en el verano de 1848 (ésta abortada), Bastiat, con palabras y escritos, continuó su batalla por la libertad y contra el estatismo.

Bastiat no vivió para ver el fin de la república y la coronación de Napoleón III. Murió en Roma en la Navidad de 1850 - pero no sin antes escribir el volumen uno y parte del volumen dos de su obra magna Armonías Económicas. En sus meses finales, también escribió lo que vendría a ser su ensayo mejor conocido "Qué se ve y qué no se ve" (incluido en Ensayos Selectos sobre Economía Política) [6]. Casi no lo vio impreso. Bastiat perdió el manuscrito original, lo reescribió, pero quedó insatisfecho con su esfuerzo y quemó el segundo manuscrito. Afortunadamente, lo intentó de nuevo.

Obras de Bastiat

El primer libro de Bastiat, Sofismas Económicos, es una colección de ensayos cortos que muestran con imaginación sin paralelo la falacia de la intervención gubernamental. El tema subyacente es que cuando el gobierno interfiere con las actividades pacíficas y productivas, establece obstáculos contra el proceso que mejora el bienestar de todos. El más famoso ensayo en esta obra es "Una petición", en que los fabricantes de candelas de Francia piden reparación de la "ruinosa competencia de un rival extranjero que trabaja bajo condiciones tan superiores a la nuestra propia en la producción de luz que está inundando el mercado doméstico con ella a un precio increíblemente bajo". ¿El rival? El sol. ¿El remedio solicitado? La cobertura obligatorio de todas las ventanas. ¿El resultado prometido? El estímulo no solo la industria de candelas sino de todas las industrias que la suplen. Bastiat aquí se mofa del efecto multiplicador mucho tiempo antes de que Keynes hubiera nacido.

En "El Ferrocarril Negativo" toma una sugerencia de que el ferrocarril de París a España haga un alto en los carriles de Burdeos para beneficiar los negocios allí. Pero lo que es bueno para los productores de Burdeos es también bueno para los productores de todo pueblo a lo largo de la línea. Así que ¿por qué no "un ferrocarril compuesto de una serie total de altos en los carriles, i.e., un ferrocarril negativo"? Tal absurdo, escribe Bastiat, es lo que resulta de concentrarse en el productor y relegar al consumidor en el análisis económico. No maravilla que Henri Hazlitt lo llamara un "maestro de la reductio ad absurdum" y F. A. Hayek lo califique de "publicista de genio".

El siguiente libro de Bastiat, La Ley, es su aventura en la filosofía política explícita. Por su claridad y brevedad es una hazaña que contemplar. Los filósofos han concebido la ley como el resultado de un contrato social con un soberano paternalista (Thomas Hobbes), como designado para efectuar la mayor felicidad para el mayor número (Jeremy Bentham y los utilitaristas), o como una convención arbitraria que define lo correcto y lo errado (los positivistas legales). En contraste, Bastiat se enmarca en el campo de la ley natural (junto con John Locke). "La vida, libertad y propiedad no existen porque los hombres hubieran hecho leyes. Por el contrario, es el hecho de que la vida, libertad y propiedad existieran de antemano lo que causó que los hombres hicieran leyes en primero lugar". Él coloca la fuente de la ley en la naturaleza humana: para vivir, los seres humanos necesitan libertad y propiedad para transformar el potencial de la naturaleza en cosas utilizables. Así la ley que pugna con la libertad y propiedad no es propiamente ley, sino saqueo legalizado, una tentación constante, ya que los hombres desean alcanzar sus objetivos sin el más mínimo esfuerzo. El resultado es el caos moral, la opresión y la privación material. Bastiat concluye con una llamada a la libertad y con un rechazo de todas las propuestas para imponer acuerdos sociales antinaturales a la gente.

Bastiat se traslada al examen más amplio del sistema de mercado como un todo en su tercer libro, Armonías Económicas. En él, Bastiat construye metódicamente su edificio teórico. Comienza reconociendo la regularidad económica que permite diariamente que París sea alimentado. Admirablemente, esa regularidad no es designada o mantenida por ningún gran maestro. Resulta de los actos de incontables individuos velando por sus propios intereses. Para Bastiat, la tarea de la economía es explicar este orden producido por ese "mecanismo prodigiosamente ingenuo" - el libre mercado - que armoniza los intereses de la multitud, habilitando a cada persona para disfrutar de una serie de bienes de consumo ninguno de los cuales podría producir en diez siglos. Bastiat no deja elección al lector sino maravillarse de la complejidad del mercado y su facilidad sin igual en mejorar nuestras circunstancias materiales. Para él, la sociedad es un sistema de intercambio de servicios fundado en el interés propio, la propiedad privada y la libre competencia, cuya base es el beneficio de los consumidores. Esto le coloca en contraste con los economistas británicos - en especial Adam Smith y David Ricardo - quienes se concentraron en la producción de la riqueza material. Es la misma naturaleza de este sistema, pensó Bastiat, la que no requiere de dirección centralizada; en verdad, todos los intentos de dirigirla conducen a la pobreza y a la desesperación. Bastiat dejó así un sumario monumental y elocuente contra el socialismo y todas las otras formas de intervención económica gubernamental, sobre todo el afamado proteccionismo. Este tour de force cubre intercambio, valor, riqueza, capital, tierra, competencia, renta, salarios, ahorros, población, e incluso ese azote del progreso, la guerra. Aunque el trabajo carece de alguna de las ideas alcanzadas más tarde por la escuela de economía austríaca subjetivista, la pintura de Bastiat del proceso de mercado es sofisticada y valiosa.

Los Ensayos Selectos sobre Economía Política, una colección póstuma de ensayos y panfletos, contienen algunos de los mejores escritos de Bastiat. Aquí desacredita, por ejemplo, la doctrina del balance de comercio, señalando que si es mejor exportar que importar, entonces lo mejor de todo sería que los barcos que llevan exportaciones se hundan de modo que no haya importaciones que puedan regresar como resultado. También en este volumen está su ensayo "El Estado", que contiene la muy citada verdad "El Estado es la gran entidad ficticia por la que todos buscan vivir a expensas uno del otro".

En "Qué se ve y qué no se ve", la perspicacia y claridad de Bastiat se despliegan. Empieza con la historia de un niño que ha roto una ventana. Un espectador señala la perspectiva alentadora de la travesura del muchacho: el vidriero ganará seis francos aplicándose a su oficio, su industria así será estimulada. A lo que Bastiat protesta "¡Eso nunca se sucederá! Su teoría se detiene en lo que se ve. No tiene en cuenta lo que no se ve". Lo que no se ve es que, teniendo la ventana sin quebrarse, los seis francos podrían haber estado disponibles para cosas que el propietario de la ventana ahora deberá dejar de hacer. ¡Él es, por tanto, más pobre! No hay perspectiva alentadora.

El fenómeno de lo que no se ve tiene sus raíces en dos de los temas de Bastiat: los deseos humanos son ilimitados y los recursos son escasos. En la medida en que la naturaleza impone estas condiciones, no hay peligro de una sobreproducción general. El trabajo a ser hecho no tiene fin. Todas las intervenciones gubernamentales diseñadas para crear o conservar empleos, tal como las tarifas, son obstáculos para progresar porque, creando o manteniendo artificialmente los precios altos, dejan a los consumidores sin dinero con el que satisfacer otros deseos. Si los textiles importados baratos son prohibidos, la gente es incapaz de costearse otros bienes que podrían haberse permitido. Como resultado, la comunidad es menos próspera que si los hubiera tenido.

Bastiat Hoy

A través de sus escritos, Bastiat trató una cuestión simple: ¿Qué clase de economía promueve mejor el crecimiento humano? Como se anotó arriba, su respuesta se construye sobre dos hechos acerca del mundo que nos rodea: necesidades ilimitadas y recursos escasos. Tomadas juntas, estas condiciones implican que una sociedad libre, una en que la gente pueda usar su propiedad como lo considere conveniente, es la mejor sociedad. Solo tal sociedad permite a la gente reconciliar sus intereses y metas diversas a través del comercio - y este comercio a su vez supone la división del trabajo, que permite a cada uno prosperar en un grado más allá de lo que podría realizar solo.

Para mantener esta prosperidad, Bastiat enfatiza que la intervención del gobierno con el sistema de libre intercambio, no importa qué tan bien intencionada, tiene efectos perversos. Para entender esto completamente, debemos ver más allá de los efectos inmediatos a las consecuencias secundarias, "invisibles". Solo si lo hacemos así, podemos estar seguros de que la política del gobierno no es un "saqueo legal", que beneficia a pocos a expensas de los muchos.

Bastiat no fue ni el primer ni el último economista político en recomendar una sociedad libre. Otros, desde Adam Smith hasta F. A. Hayek, han hecho eso. Ni fue el más influyente: aunque influyó sobre importantes economistas estadounidenses e ingleses en el siglo XIX, incluyendo a Amasa Walker y William Stanley Jevons, ha sido ampliamente ignorado desde entonces. Sin embargo, tiene pocos iguales cuando viene a presentar el caso de la libertad con claridad y agudeza. ¿Quién puede no ver el disparate de la propuesta para el ferrocarril negativo o de la petición de los hacedores de candelas? ¿Y quién puede olvidar la formulación de lo "que se ve y lo que no se ve"? Éstas y otras gemas literarias constituyen el genio de Bastiat, haciendo de sus trabajos un tesoro descubierto que puede todavía instruir y deleitar a los lectores que se encuentran con ellos hoy.


Sheldon Richman es el editor de Ideas on Liberty, la revista mensual de la Foundation for Economic Education. Es autor de Separating School y State: How to Liberate America's Families; Your Money or Your Life: Why We Must Abolish the Income Tax; y (de próxima publicación) Tethered Citizens: Time to Abolish the Welfare State (todo de The Future of Freedom Foundation). Colabora con Fortune Encyclopedia of Economics.

Referencias

[1] Economic Sophisms, trad. y ed. Arthur Goddard, con introducción de Henry Hazlitt. Irvington-on-Hudson, N.Y.: Foundation for Economic Education, 1996 (1845). Edición en Internet: Economic Sophisms, por Frédéric Bastiat.

[2] The Law, trad. Dean Russell, con introducción de Walter E. Williams y foreword por Sheldon Richman. Irvington-on-Hudson, N.Y.: Foundation for Economic Education, 1996 (1850). Edición en Internet: The Law, (traducción de Russell) por Frédéric Bastiat, y The Law, (traducción de Cain, en Selected Essays on Political Economy) por Frédéric Bastiat. En español, traducido desde la versión de Russell por Lillian Simmons La Ley.

[3] Economic Harmonies, trans. W. Hayden Boyers, ed. George B. de Huszar, con introducción de Dean Russell. Irvington-on-Hudson, N.Y.: Foundation for Economic Education, 1996 (1850). Edición en Internet: Economic Harmonies, por Frédéric Bastiat.

[4] Cobden et la Ligue, ou, L'agitation anglaise pour la liberte du commerce. Paris: Guillaumin, 1845.

[5] Capital et rente. Paris: H. Bellaire, 1873?

[6] Selected Essays on Political Economy, trad. Seymour Cain, ed. George B. de Huszar, con introducción de F.A. Hayek. Irvington-on-Hudson, N.Y.: Foundation for Economic Education, 1995 (1964). Edición en Internet: Selected Essays on Political Economy, por Frédéric Bastiat.

Bibliografía de Trabajos Secundarios

Páginas en Internet adicionales

Traducción al castellano por Alex Montero desde el texto original inglés.
Puesto al HTML por Faré Rideau para Bastiat.org